Mientras paseaba por la orilla de una pequeña charca
sumida en sus más profundos pensamientos,
cogió una pequeña flor rosada.
La acercó a su nariz inspirando su dulce aroma
llenándose el corazón de bellos sentimientos,
dibujando en la mente coloridos recuerdos,
dejando atrás el mundo gris que la rodeaba,
sintiéndose de nuevo especial.
Se relajó unos instantes
y jugueteaba con los pies sobre el agua
salpicando al aire que la rodeaba.
De repente,
decidió marchar sin bordear la charca,
prefirió atravesarla para acortar camino
y llegar antes a su destino.
Se sintió angustiada y sintió prisa
por poner la flor rosada en un jarrón de cristal.
le había quitado la vida solo por disfrutar de su belleza,
y ya que la había matado,
al menos no dejarla morir agonizando.
©Leticia Mestre
cogió una pequeña flor rosada.
La acercó a su nariz inspirando su dulce aroma
llenándose el corazón de bellos sentimientos,
dibujando en la mente coloridos recuerdos,
dejando atrás el mundo gris que la rodeaba,
sintiéndose de nuevo especial.
Se relajó unos instantes
y jugueteaba con los pies sobre el agua
salpicando al aire que la rodeaba.
De repente,
decidió marchar sin bordear la charca,
prefirió atravesarla para acortar camino
y llegar antes a su destino.
Se sintió angustiada y sintió prisa
por poner la flor rosada en un jarrón de cristal.
le había quitado la vida solo por disfrutar de su belleza,
y ya que la había matado,
al menos no dejarla morir agonizando.
©Leticia Mestre
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