soñadora y alegre,
tuve una infancia feliz
y no hacía más que reír.
Mi sonrisa era la flor
de muchas personas
pero poco a poco
empezó a marchitarse
como las rosas.
La alegría
se convirtió en llanto
y el llanto en dolor
dejando pasar mi vida
como una hoja
que el viento llevó.
Las nubes oscuras
alcancé tocar,
pero el sol ya no quemaba
y empecé a llorar,
cuando me di cuenta
de que ya estaba sola
y no podía volver hacia atrás.
©Leticia Mestre
(Poesía publicada en la revista poética "EL ALBA" de Ayamonte)
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